La pregunta por el deseo conviene sobre todo respecto a la práctica del psicoanálisis en la época actual que se caracteriza por su devaluación y la promoción del goce sobre los cuerpos, sacudidos por lo real que se presenta sin ley, caprichoso. Para el tema que nos ocupa hacia las próximas XVII Jornadas de la ELP, ¿Quieres lo que deseas?, me parece útil tener en cuenta el cruce entre la última enseñanza de la orientación lacaniana y el discurso imperante en el escenario del siglo XXI.

Sin la garantía del Nombre del Padre, esto es, sin el Otro bien establecido del orden simbólico anterior, el discurso y la modalidad de proceder de los sujetos sufren una transformación radical. De ahí que conviene tomar a cargo “la perspectiva del sinthome, la de los Unos separados, no articulados”1. Es decir, cada uno con su sinthome, con su goce singular.

Pero, ¿cómo pensar la cuestión del tratamiento del goce hoy en la sociedad del espectáculo “trágicocómico” que exige la satisfacción continua, cuando al parecer corren “malos tiempos para el deseo”? -parafraseando el título de una canción: “Malos tiempos para la lírica” de Golpes Bajos, grupo de los años 80 cuyo cantante componía las letras de acuerdo al momento social y, como en todo artista, al suyo propio. Fue una época atravesada por la crisis económica de los 70 y tras la caída del Otro dictador se produjo la manifestación de movidas ciudadanas donde música, fiesta, droga y liberación sexual se erigieron como una forma de bordear lo real emergente: una vía de expresión del nudo entre deseo y goce.

En la actualidad, los sujetos continúan padeciendo el trío freudiano inhibición, síntoma y angustia que afecta al cuerpo. Quieren una mejoría sin querer saber nada de la causa. El sujeto aquí ¿desea lo que quiere? Ahora mejor que nunca, resuenan esas “cuatro palabritas en latín”, Sic volo, sic jubeo, que imponen un “Así lo quiero, así lo ordeno”2 de carácter absoluto, resultante de las afinidades entre lo femenino y la voluntad.

La cuestión “¿Quieres lo que deseas?” atañe a la pregunta por el deseo y la voluntad, lo cual convoca la dimensión del amor y de la pulsión. Para despejar el interrogante, el aforismo lacaniano “Solo el amor permite al goce condescender al deseo”3 sirve de orientación. De manera más precisa, orienta en el tratamiento de la angustia tan presente hoy en las demandas clínicas.

La pulsión se deduce de una secuencia que parte de la necesidad vital del organismo del viviente. La demanda que supone al Otro modifica la necesidad e implica el deseo. Tal deseo como efecto de la demanda, por la introducción misma de la ausencia, circula en un decir más bien entre líneas. Lo que responde a esta ausencia es el amor, en tanto demanda al Otro del amor (como Otro de la presencia y del don). Ahora bien, el amor apunta a dar lo que no se tiene.

En esta secuenciación opera la pulsión, que Lacan plantea como “un modelo enunciativo”4, una demanda que funciona como cadena significante inconsciente5 haciendo un circuito, alrededor del objeto, que produce satisfacción.

Entender que la pulsión está más allá del amor como “lo que queda de la demanda cuando el Otro del amor desaparece”6 implica acercar el amor y la pulsión, dos funciones que se anudan con la presencia. La pulsión es “demanda de la presencia del objeto goce en el lugar del Otro”. Es una demanda de goce que Lacan califica de voluntad de goce7. Bien por el contrario, el deseo opera vía ausencia, es función de pura pérdida y busca su satisfacción que, por estructura, no encuentra.

Por lo tanto, hoy en la caída del deseo conviene pesquisar en los análisis cuál sería la línea distintiva entre deseo y voluntad, entre lo que se desea y lo que se quiere. Es “bajo transferencia” que el pârletre advierte que “una solución para el deseo no es una solución para el goce”8, y la responsabilidad en juego es orientarse hacia un uso ético del goce.

 

Notas:

  1. Laurent, É., “Disrupción del goce en las locuras bajo transferencia”. Conferencia en XI Congreso AMP, Barcelona, 2 de abril de 2018.
  2. Miller, J.-A., Los usos del lapso, Buenos Aires, Paidós, 2004, pág. 132.
  3. Lacan, J., El Seminario, libro X: La Angustia, Buenos Aires, Paidós, 2006, pág. 195.
  4. Miller, J.-A., El Uno solo, curso de la orientación lacaniana, 2011, inédito. Clase del 9 de marzo de 2011.
  5. Miller, J.-A., Los divinos detalles, Buenos Aires, Paidós, 2010, cap. “Deseo amor y pulsión”, pág. 159.
  6. Ibid., pág. 161.
  7. Ibid., págs. 161-162.
  8. Miller, J.-A., El Uno solo, op. cit., clase del 30 marzo de 2011.

 

Rosa Godínez, ELP, Barcelona.

 

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