Inventar es hallar o descubrir algo nuevo. “(…) Todos sabemos porque todos inventamos un truco para llenar el agujero (trou) en lo real. Allí donde no hay relación sexual eso produce troumatisme. Uno inventa lo que puede”1. El síntoma es la invención privilegiada allí donde no hay programación sexual fija; donde no hay relación sexual se inventa el síntoma como modo de relación. Sería una invención dentro de los límites que impone el recurso fijo que es el Nombre del Padre. En el sujeto neurótico la solución sintomática es el Nombre del Padre y esto es rutinario y si la respuesta es una invención fuera de los límites del Nombre del Padre pensamos que se trata de una psicosis ordinaria.
Hoy esa rutina no parece ser tan absoluta, los Nombres del Padre se han pluralizado y las respuestas sintomáticas son múltiples y diversas y con la inclusión del cuerpo en las mismas. Algunos síntomas son más originales que otros, podemos entonces pensar que hay alguna invención en la rutina sintomática, cierto grado de invención posible. La invención tal vez se percibe más claramente del lado de la psicosis ordinaria donde el uso del significante con frecuencia se encarna en el cuerpo, hace cuerpo, hace carne con el sujeto, así, escarificaciones, piercings, tatuajes, cortes, etc. sirven de brújula y lazo para muchos sujetos.
El sinthome no es sólo el final del análisis, hay más de un aspecto en el mismo, hay el sinthome como la cara real del síntoma, hay el sinthome como reparación del lapsus del nudo. En la neurosis el lapsus -no hay relación sexual- está anudado: el sinthome es el que anuda los tres registros y se trata en el análisis de construir su dimensión de letra y su uso lógico que no tiene que ver con el descifrado del sentido sino que se trata de un uso que lo lleva a lo real del sinthome. Otro aspecto del sinthome es el “saber hacer allí con”.
Lacan en el Seminario 23 dice: “Reduzco toda mi invención al sinthome”2. El sinthome como una invención al final del análisis. Es enigmática esa definición ya que también propone el sinthome como lo que no cambia, lo incurable del síntoma. Miller, en El Uno solo señala que Lacan “radicalizó la noción de que, en un análisis, el saber se inventa, pero también radicalizó el otro sentido, es decir que el sinthome se repite y no se puede con él… Radicaliza por un lado la dinámica de la experiencia pero también por otro, su aspecto estacionario y eso produce cierto desgarro también a la hora de pensarlo: un desgarro al admitir que el ímpetu inventivo no puede corregir lo estacionario del sinthome”3. La invención no corrige lo estacionario del sinthome, pero es posible algo de invención, hay algo que no cambia en el sinthome pero también está el sinthome como savoir y faire.
El sinthome como savoir y faire, saber hacer allí, es un hacer con el sinthome como letra que inscribe el cuerpo, letra no significante sino cifra que no dice nada a nadie, ni al mismo sujeto, sin sentido. Saber hacer supone por un lado utilizar lo que siempre fue una dificultad y por otro arreglarse con lo incurable, lo singular, lo que no deja de escribirse y hacer con ello cada vez que retorne, ahí mismo. Saber hacer es lo que queda al final del análisis, esa es la invención especial que permite contingentemente salir de la rutina del sinthome.
En Sutilezas analíticas, Bernard Seynhaeve en su testimonio de pase señala que “la escritura de lo íntimo, de lo singular, de lo real, necesita la invención, pero se trata de una invención muy especial”4. La invención especial posibilitará nuevos lazos, un nuevo amor a partir de lo que es ritual en el sinthome.
Notas:
- Lacan, J., El Seminario, livre 21: Les non dupes errernt, clase 19.2.1974. Inédito.
- Lacan, J., El Seminario, libro 23: El sinthome, Buenos Aires, Paidós 2006, pag. 130.
- Miller, J-A. El Uno solo, inedito. Clase del 15 de junio 2011 establecida y traducida en Freudiana, Revista de la Counidad de Catalunya ELP, nº 77-78, Barcelona, diciembre 2016.
- Miller, J-A. Sutilezas analíticas, Buenos Aires, Paidós, 2011, pág. 207.
Liana Velado, ELP, A Coruña.