“Yo, que no temo lo horrible…”1.

Nos encontramos con esta impactante afirmación de Lacan, dicha como al pasar, en una clase del Seminario 12. Lacan se proponía, en ese momento, situar el lugar del deseo y, en particular, la función de “ese famoso deseo del analista” que obtendría, allí, esta singular definición: “El deseo del analista es el que sabe cortar”. Agregando, a continuación, que “todo está en el análisis, en la eficacia de un buen corte, pero, considerando el modo en que es hecho ese corte”2.

No se trata, entonces, de un corte cualquiera.

A partir del desarrollo de la topología de la botella de Klein, Lacan situaba la función del corte como lo que la desembocadura de la botella permite revelar: una “superficie acósmica y no intuitiva”3 y señalaba que es allí, en lo que se revela por ese corte, donde ha de operar el deseo del analista.

Daba especial valor a esos dos términos, “acósmica y no intuitiva”, destacando su carácter fuera del tiempo y ajeno a la síntesis cuya referencia kantiana ya había abordado bastante ampliamente en el Seminario 94.

El corte aparece como lo que introduce un clivaje, como lo que opera en el filo de la “escisión del yo”5. La acción del analista no puede escamotear ese lugar -hiancia, espacio de lapsus-, “independiente de todas nuestras amarras” donde “palpita la pulpa del viviente”6, dice Lacan. Por el contrario, lo suscita con el corte y con ello también “el contacto con la Cosa misma que subsiste y que no puede ser asimilada a las palabras”7. Procurando que esa hiancia “no se cierre” el deseo del analista tiene un “…efecto de subversión topológica”8.

En ese espacio vacío recortado se alojará también el objeto a en su vertiente metafórica, como objeto pulsional funcionando como complemento del sujeto en el fantasma. Pero, la clínica de Lacan no se detendrá ante esta defensa ante lo Real que es el fantasma. Tendrá al sinthome como punto de llegada y fundará en este horizonte su acción para hacer aparecer lo Real como incurable. O sea, que ordenará su acción, su decir, por lo imposible de decir que causa horror pero que también puede producir el asombro de una invención de saber.

Extraordinariamente, alguna vez…. se ve surgir a lo nuevo.

Sobre el corte bascula la acción del analista y la garantía de su cualificación.

Lacan insistió: cualificación siempre puesta en cuestión. Y, eso mismo convierte a la topología, al corte, en una cuestión esencial en la praxis psicoanalítica y en un problema crucial del psicoanálisis.

Entonces: ¿cómo adquirir los recursos del sastre (Sartor Resartus)?9.

La disciplina del control es una de las vías. Cuando se trata del control de la práctica analítica por más incipiente que sea, éste también debe orientarse hacia ese corte, hacia ese punto radical, de absoluto, donde se revela la escisión del muro del lenguaje.

Sabemos que las aventuras de la vida de un sujeto pueden componerse en la forma de un relato fascinante. Agreguemos a ello la preocupación terapéutica fuerte que domina nuestra época.

El psicoanálisis enseña que no hay happy end. Nuestros significantes no son los del discurso del amo que pueden promover las más descabelladas ilusiones; nuestros significantes no se disuelven en sus categorías ni se pueden dejar aspirar por sus definiciones. Sustraerse al sentido y desenredarse de la verdad en la transferencia van despejando el acercamiento a poder hacer ahí en el lugar del corte. Hacer del corte una disciplina no es fácil. Pero, nuestra acción se aloja allí, entre lógica y libido, entre lógica y real10.

 

Notas:

  1. Lacan, J., El Seminario, libro 12: Problemas cruciales del psicoanálisis, lección del 3 de febrero de 1965. Inédito.
  2. Ibid.
  3. Ibid.
  4. Lacan, J., El Seminario, libro 9: La identificación, lección del 28 de febrero de 1962. Inédito.
  5. Freud, S., “La escisión del yo en el proceso defensivo”, Obras Completas, vol. XXIII, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1993, págs. 271-278.
  6. Lacan, Jacques, El Seminario, libro 12: Problemas cruciales del psicoanálisis, op. cit., lección del 7 de marzo de 1962.
  7. Miller, J.-A., El Uno solo, curso del 19 de enero de 2011. Inédito.
  8. Lacan, J., “El Atolondradicho”, Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, pág. 497.
  9. Lacan, J., El Seminario, libro 12: Problemas cruciales del psicoanálisis, op. cit., lección del 3 de febrero de 1965.
  10. Miller, J.-A., El Uno solo, op. cit., curso del 11 de mayo de 2011.

 

Shula Eldar, ELP, Barcelona.

 

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