Citas 4

Éric Laurent

 

Los objetos de la pasión, Buenos Aires, Tres Haches, 1999.

Artículo “Responder al niño de mañana”.

pág. 149

“El niño es una ficción de los padres y por esto mismo ocupa una posición paradójica, porque ese ‘ideal’ da lugar a todos los síntomas que precisamente comporta el ‘deseo de hijo’. Este ‘deseo’ se inscribe en todos los intersticios del deseo y de la defensa que ese deseo implica.

Pero el niño es también objeto pulsional y, por ese lado, no escapa a la pulsión de muerte (…). A partir del momento en que tenemos un niño ‘cuando queremos’ se produce entonces la ‘despoblación’ y, ese niño precioso, resulta casi cargado de todas las paradojas del objeto lujo.

pág. 159

“Se trata de situar el rol del analista. Partir del niño productor de ficciones y producto de ficción y responder en nombre del único real que está en juego”.

“En medio de discursos y de medidas que encuadran al niño, que lo fijan como jamás se había hecho el analista es aquel que debe poder autorizarse del único real en juego en esas ficciones. Es por estas ficciones del niño y solo por ellas, que tenemos acceso a este lugar y a su consecuencia. Es por allí que entendemos cómo se inscribió el niño en el malestar en la civilización, como hizo agujero y cómo él mantiene con vida esta civilización”.

 

Blog-note del síntoma, Buenos Aires, Tres Haches, 2006.

Artículo “El Nombre del Padre entre nominalismo y realismo” (2005).

pág. 33

“El nombre del Padre no define un universal ontológico, define un imposible. Es la forma lógica que atraviesa el caso por caso de la importancia de estar a la altura de su función. Admitamos que cada fantasma define un universo de discurso en el que se articula un goce. El Nombre del Padre asegura su consistencia nombrando el imposible. El relativismo sin bordes piensa poder reabsorber la multiplicidad de identidades de goce en la pluralidad de géneros sin resto. Tenemos con Lacan que el Nombre del Padre marca el residuo irreductible que firma la imposibilidad de dicha empresa”.

 

Estamos todos locos, Madrid, Gredos, 2014.

Artículo “El psicoanálisis no es una psicoterapia pero…” (2013).

pág. 41

“El discurso psicoanalítico no cesa de devolver a los sujetos a la singularidad de su deseo, de su fantasma, de su síntoma. Es un discurso que subraya el fuera-de-marco del sujeto, su subversión fundamental de las categorías, su carácter profundamente fuera de normas. Cada cual está un poco enfermo, descentrado, desplazado, excéntrico, respecto a toda categoría que quiera sujetar con alfileres al sujeto”.

Artículo “El trauma generalizado y singular” (2013).

pág. 90

“La manifestación de la licuara ordinaria del mundo nos ha habituado a vivir con otras formas de un trauma omnipresente que no provocan la angustia social generalizada (…) en el lenguaje del DSM, sino una angustia “pretraumática” que nos permite dirigirnos, uno por uno, al psicoanálisis para, más allá de la angustia, afrontar nuestro trozo de real”.

Artículo “Proteger al niño del delirio familiar”.

pág. 152

“Si un hombre se ocupa de los objetos a de una mujer, Lacan agrega: le guste o no (subrayo), ocupará el lugar de padre, es decir, no tiene nada que ver con la voluntad de ser padre”.

“Si el psicoanálisis puede proteger a los niños de los delirios familiares, se trata de aliviar especialmente a los hombres de su delirio de paternidad”.

“Frente a la hipermodernidad y sus efectos, lo que nos interesa es orientarnos ante el enloquecimiento general. No dejarnos enloquecer por el vértigo ni asegurarnos tomando posiciones conservadoras”.

“Hay que navegar con la brújula del objeto a, que toma en cuenta la reconfiguración de las familias. Ella permite separar todas las tentativas de restablecer las creencias en el padre. (…).Todo ello no podrá aliviarnos de la culpa fundamental”.

El objeto a anuda el goce y el dolor de existir. Analizando este anudamiento con esta brújula esencial, podremos prestar auxilio a nuestros semejantes”.

 

El sentimiento delirante de la vida, Buenos Aires, DIVA, 2011.

Artículo “La poética del caso lacaniano”.

pág. 47

“Cuando el Otro no existe lo que hace lazo es la angustia, el pánico, el terror. Los lazos constituyen comunidades, y a medida en que hay efectivamente una constatación, una verificación de la inconsistencia del Otro, entonces tenemos fenómenos donde lo que hace lazo social son los afectos de este orden hacia el afecto que no engaña, que es la angustia. (…) Lo que hay de común, de público, no es una identificación, sino precisamente que se puede sostener una posición a partir de la posición de $ y enfrentar con esto la angustia y las formas de goce con las que cada uno de nosotros está enredado”.

Artículo “¿Hay algo nuevo en las psicosis?”.

pág. 172

“La evolución de la clínica hace surgir, ya sea en el campo psiquiátrico o en el campo psicoanalítico, un tipo de fenómeno de convergencia: la clínica del sujeto narcisista dejado a su goce. Es esta la que nos brinda las patologías de la modernidad definidas a partir de síndromes vagos: violencia, adicción, depresión, disolución de identidad, síndrome post-traumático; que tocan todos en el punto de articulación de la identidad narcisista. Esto produce cierto relativismo cínico. Entre estas entidades sindromáticas, se procede a llamar entidad clínica a la identificación de una manera de gozar en nuestra civilización”.

Artículo “Lo que las psicosis enseñan a la clínica de las neurosis”.

pág. 181

“El padre como modelo de su función funciona al revés del padre de la identificación, es simplemente el modelo de una función de goce. Una existencia que designa simplemente que hay algo que puede realizar la función. Un modelo, un objeto del mundo, un existente que realiza las propiedades formales de una función, no es un ser (…). Desde esta perspectiva el padre, el padre como síntoma, no es más que la regulación pragmática de cierto goce, el goce de la relación padre-hijo. Lejos de ser una relación simbólica que produce la abolición del goce, no hace más que regularlo. Eso se vuelve un síntoma”.

 

El goce sin rostro, Buenos Aires, Tres Haches, 2010.

Artículo “Un nuevo amor por el padre”.

pág. 80

“Ser padre entonces es haber tenido la perversión de apegarse a los objetos a de una mujer. La formulación deja abierto que esta mujer pueda ser o no aquella con la que el padre tuvo los hijos. (…) Normalmente según la estructura del deseo masculino, el hombre se pega a los objetos a que causan su propio deseo. (…) Lacan define al padre a partir de un fetichismo particular. No se trata de un objeto que no está en su lugar, que exsiste, sino de un objeto que una mujer produjo. El niño es un objeto a de la madre. En este sentido se puede hablar de un entrecruzamiento de la padre-versión y de la perversión materna”.

pág. 83

“La principal virtud de un padre es no identificarse a su función. Debe cuidarse y atenerse a la contingencia de su encuentro con la mujer que se convirtió en madre a causa del entrecruzamiento de los objetos a de cada uno”.

“Lo que se trata de mantener es la separación entre la existencia y el para todos. A partir de ahí se deduce una definición de la virtud paterna que Lacan sitúa de forma divertida como “desconcertar”* a la familia. Desconcertar es a la vez producir cierta admiración, un efecto, pero sobre todo, dar un paso de costado en relación al ideal de pater familias.

* Lacan, J., El Seminario, libro 19: …o peor, Buenos Aires, Paidós, 2012, pág 204.

pág. 88

“El padre es una función que se refiere a lo real, y no es forzosamente lo verdadero de lo real. Esto no impide que lo real del padre sea fundamental en psicoanálisis”.

Artículo “El niño como reverso de las familias”.

pág. 140

“La consecuencia del peso que recae sobre el niño de tener que inventar la familia en estos nuevos términos, subraya la importancia de los estados depresivos en la infancia. La ‘fatiga de ser uno mismo’ es allí mucho mas fuerte (…) Lo que se percibe menos es que el niño es el último tapón para no darse cuenta del agujero en el Otro”.

Artículo “Nuevas inscripciones del sufrimiento en el niño”.

pág. 154

“¿Cómo concebir las nuevas formas de parentalidad? Este deseo de ser padre, esta père-versión cautiva, en efecto, a nuevas identidades. Las familias homoparentales añoran poder casarse, tener el título de padre, interrogan la distribución clásica padre-madre (…) se trata de saber, en la investigación clínica, cómo vamos a verificar los efectos de estas transformaciones. (…) En el presente, se debe analizar hijos surgidos de la post parentalidad, de la era post paternal, es decir, que no dependen más del padre de la tradición. (…) Hoy es la parentalidad responsable y negociada por contrato”.

pág. 155

“¿Podemos creer en esta buena novedad sociológica, que reduce la paternidad a normas? (…) El único problema es que es imposible definir una relación entre los sexos homo o hétero, que fuera la buena. Con el goce, eso jamás es posible. Ninguna norma llega a estabilizar el empuje a gozar y, a cada uno, le queda la contingencia del encuentro del partenaire, y el síntoma/fantasma que lo define. Este encuentro no puede reducirse a normas. El lugar del padre es el de un residuo que viene como nombre a recubrir este imposible. Ser padre no es una norma, sino un acto que tiene consecuencias, fastas y nefastas. La filiación contemporánea remite, mas allá de las normas, al deseo particularizado cuyo producto es el niño”.

 

El reverso de la biopolítica, Buenos Aires, Grama, 2016.

págs. 222-3

“En su curso sobre el Ser y el Uno, J.-A. Miller da un paso más y designa el lugar de la interpretación en la época del parlêtre, anudando, también ahí lo que se puede transmitir en el control de la práctica de la interpretación. Destaca entonces el poder creacionista de la palabra (…). Esta perspectiva le permite a J.-A. Miller reinterpretar el carácter ‘incalculable’ de los efectos de la interpretación a partir de los efectos de goce”.

págs. 234-5

“Hablar de verdad mentirosa, es rehusar la primacía del efecto de verdad sobre lo real, es desprenderse de la finalidad de un atravesamiento final del velo de las ilusiones. Ya no es poner por delante el heroísmo de la verdad del deseo como si ella sola mostrara la vía del analizante. Es guiar la experiencia hacia lo real, hasta el punto donde el sujeto se encuentra con la experiencia de goce que no puede ser pensada, solo es posible encontrarse con ella”.

 

Los niños de hoy y la parentalidad contemporánea, 2018.

Video (Youtube): Eric Laurent: “Los Niños de Hoy y la Parentalidad Contemporánea” 18-05-2018.

“Aunque en la actualidad hay una obsolencia del matrimonio y el sesenta por ciento de lo s niños nacen fuera de él, la mayor parte son reconocidos por sus padres. Esto indica que pese a la obsolencia del matrimonio, la paternidad permanece”.

El niño de hoy nace en un mundo que ya no está estructurado por el a priori del amor del padre, con su doble estatuto, tan particular en el mundo occidental: aquel que es amado y aquel que priva del goce. esto fragiliza su construcción, en particular porque el niño contemporáneo está confrontado a formas de goce adictivo, a lo que no cesa de repetirse tanto en la vertiente del demasiado lleno como en la del demasiado vacío”.

 

Disruption de la jouissance dans les folies sous transfert, Hebdo-Blog, XI Congreso AMP, abril 2018.

Pdf: Disruption de la jouissance dans les folies sous transfert

“La interpretación analítica […] actúa de una manera que va mucho más lejos que la palabra. La palabra es un objeto de elaboración para el analizante, pero que hay de los efectos de lo que dice el analista -ya que él dice. No es por nada el formular que la transferencia juega ahí un rol, pero no esclarece nada. Se trataría de explicar cómo la interpretación actúa, y no implica necesariamente una enunciación.”[

“Así, en su última enseñanza, Lacan designa, en sentido propio, con el nudo una modalidad de tratamiento de la disrupción de goce por la Une-bévue. Reformula para ello los términos clásicos de los instrumentos de la operación psicoanalítica: el inconsciente, la transferencia, la interpretación, para dar nuevos: el parlêtre, el acto, la jaculatoria sometida a la lógica del Hayuno, jaculatoria central en todas las consecuencias que ha hecho escuchar J.-A. Miller”.

 

 

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